divendres, 19 de febrer del 2016

ANAR AL CINEMA. PROPOSTA D'OCI PER AL CAP DE SETMANA





¡Ave, César!, la esperada nueva comedia de los cuatro veces oscarizados Joel y Ethan Coen, directores de No es país para viejos, Valor de ley Fargo, entre otras.

¡Ave, César! sigue las tribulaciones de Eddie Mannix, interpretado por Josh Brolin, nominalmente una especie de jefe de producción, dedicado a arreglar los desaguisados de las estrellas del estudio. Es pues una parodia del viejo Hollywood, y al mismo tiempo un homenaje. Es cínica y es tierna, y tiene tanto de critica como de añoranza. Un conjunto de viñetas, en el que cabe un homenaje al músical de marineros, con Channing Tatum cantando, bailando y jugando a la ambigüedad sexual. También hay homenaje a las películas de piscinas y chicas en bañador, donde la lucha de Mannix/Brolin está en conseguir que la estrella adorable (Scarlett Johansson) consiga meterse en el traje de baño en su estado de embarazada sin padre reconocido, para que pueda salir escupida del estomago de una ballena y sumarse a un maravilloso número musical a lo Busby Berkeley.
Pero los verdaderos desvelos de este arreglador, que es Mannix, un tipo duro, de confesión diaria, están en otra parte. Están en el protagonista de ¡Ave, César!, la película de romanos que da título al filme, protagonizada por una vana y menguante estrella del momento con las facciones de Geroge Clooney. Tilda Swinton, que se multiplica por dos, en un doble papel de gemelas,columnistas de cuchicheos de Hollywood. Y Ralph Fiennes, en otro de sus papeles cómicos, un director europeo exquisito y de pasado oscuro. La sátira está servida, pero no va mucho más allá.¡Ave, Cesar! se queda en las superficie y se instala con comodidad en el tópico, muy por debajo de un par de escenas que la definen.
Una de ellas, de antología. Una reunión de los líderes espirituales con el jefe del estudio (Broolin), para debatir si el tratamiento de Jesús en el filme ofende a su fe respectiva. Las ideas están ahí, servidas sin sutileza. Aunque saquen a una especie de Herbert Marcuse que recuerda al filósofo de la nueva izquierda. Son críticas disparadas con cañonazos: hacen ruidos pero pasan por encima de nuestras cabezas. ¡Ave, Cesar! es por momentos divertida, por la gran gran energía que desprenden todos los implicados. Especialmente Josh Broolin, el gran protagonista.